TRADUCIR ESTA PAGINA/TRANSLATE

sábado, 22 de agosto de 2009

SABER PERDER


Sylvia cumple dieciséis años el día en que comienza esta novela. Para celebrarlo organiza una falsa fiesta que sólo tiene un invitado. Horas después sufrirá un accidente que significará su entrada en la vida adulta. Su padre, Lorenzo, es un hombre separado que trata de superar el abandono de su mujer y el fracaso laboral. Ariel Burano es un joven jugador de fútbol que deja Buenos Aires para fichar por un equipo español. Con su superdotada pierna izquierda, será cuestión de tiempo que el estadio coree su nombre. Y tiempo es lo que no tiene el anciano Leandro, que vive en esa época donde casi todo se derrumba. Éstos son los cuatro personajes principales de Saber perder. Con las relaciones entre ellos se trenza un relato de supervivientes, de poderosa pegada narrativa y rico en matices. Una mirada capaz de extraer humor y emoción en cada curva del camino, pero que reivindica, por encimade todo, la maravillosa aventura de vivir.

Con estas líneas nos encontramos cuando tomamos en nuestras manos la 3ª novela de David Trueba.
Intrigado por el éxito de ventas y por el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana 2008 me decido con moderado excepticismo a leer la novela.
Toda reserva inicial pronto se desvanece cuando te sumerges con inusitada facilidad en la lectura.
La novela nos presenta a una serie de personajes a través de sus intimidades cuotidianas, dejando al descubierto las pequeñas y grandes miserias que conforman la vida de cualquier persona y que tanto nos esforzamos en esconder.
Aquí no tan sólo no se esconden sino que pasan a tejer el hilo argumental de la novela, conformando magistralmente un mapa psicológico de los personajes.
Con una carencia constante, sin sobresaltos efectistas, casi con resignación, las vidas de los protagonistas se van entrelazando, todas con significado propio, pero enmarcadas en la casualística de la vida madrileña.
Es esta pretendida aleatoriedad la que nos permite observar bajo un mismo prisma, el amplio abanico generacional y social de los personajes, que va desde la adolescencia a la senitud y desde sin papeles a famosos. Esta discrepancia de estatus a priori insalvable, no hace sino dar valor al mensaje que nos transmite la novela, equiparándonos a todos e instándonos a aprender, a saber perder, pues esa es la cuestión, todos perdemos, vivimos, seguimos perdiendo, seguimos viviendo, ...

En definitiva, una pequeña perla que se nos presenta humilde, sin las estridencias ni pomposidad tan comunes en el mundo de hoy -también en el mundo de la literatura-, sin explicar de más pero sin callar nada, sin descubrir nada que no sepamos, pero recordándonos lo que somos, tal vez una virtud hoy en día.
Muy recomendable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te animamos a que expreses tu opinión, puede ser importante para los demás interesados.
Al hacer un comentario, ten en cuenta que, BRUCH 1972 tan sólo ofrece información de los productos, no tenemos relación alguna con la creación ni características de los mismos.
BRUCH 1972 declina toda la responsabilidad sobre los comentarios que puedan expresar sus usuarios